domingo, 10 de febrero de 2013

Friedrich Schiller, La partición de la tierra

-¡Tomad la tierra! -desde su alto asiento
dijo a los hombres quien pobló el vacío-.
-Para cumplir mi soberano intento
habedla en fraternal compartimiento,
que os la doy como herencia y señorío.

Ya más correr, por acudir primero,
cada mortal al llamamiento vino,
y cuanto pudo sometió a su fuero:
los frutos de la tierra, el campesino;
la selva, do cazara el caballero.

Colma la troj el mercader y el arca;
se adueña el monje del viñedo umbrío:
¡y, ya fuerte sintiéndose el monarca
sendas y puentes con barreras marca
diciendo; -¡El diezmo! porque el diezmo es mío.

Años después, cuando por fin completa
la irrevocable partición quedaba,
de remoto confín llegó el poeta.
¡Ay! Todo campo deslindado estaba,
y toda cosa a su señor sujeta.

-¡Tarde y en vano mi poción exijo!
¿Y así, el más fiel en mísero abandono
dejando, ¡oh Dios! desheredaste al hijo?
Tal del señor postrándose ante el trono,
el pobre vate entre sollozos dijo.

-Si absorto en la región de las quimeras,
-contesta Dios- te retardaste, iluso,
no en balde llores ni acusarme quieras:
¿do estabas tú, que confundirme esperas?
-¿Dónde? ¡A tu lado! -el soñador repuso.

Mi vista apacentaba en tu hermosura;
del cielo en los acentos, mis oídos;
si lo terreno desdeñé en la altura,
fue que tu gloria, que sin par fulgura,
¡me embargaba la mente y los sentidos!

Y Dios: -¿Qué hacer? Sobre la tierra nada
me resta ya con qué colmar tu anhelo;
ajeno el bosque, la heredad cercana...
Vente conmigo, si te place, al cielo,
¡que desde hoy libre te daré la entrada!


Lo más probable es que no sepáis quién es Friedrich Schiller. Yo tampoco.

Sí sabréis lo que son las libretas de paperblanks. Unos cuadernos a la estética de un pequeño libro propio donde escribir tu historia, presentan diferentes adornos en la portada y son el sueño de cualquier coleccionador de libretas. Entonces van y me regalan una libretica dorada, llena de letras en la portada, por mi cumple; y entonces va y me entero de que en una colección especial de la marca cada libreta va dedicada a un escritor, y en la cubierta de la mía se ha plasmado la carta que el poeta alemán Friedrich Schiller le escribió al ya más célebre Goethe.

Schiller es de la época de la Revolución Francesa, y una vez le he buscado en Wikipedia, creo que lo que más me gusta de él (porque su vida no destacó especialmente, salvo por la fama que ahora ya no tiene); es que aun siendo un hombre liberal, presentaba cierta "mesura burguesa" que yo he interpretado a mi manera. Lo que yo he entendido es que Schiller creía en la libertad, pero no en el radicalismo que les auguraba a sus colegas franchutes (y acertó; y bien que se lo recordó a la gente cuando los revolucionarios guillotinaron al rey Luis XVI). Por eso me recuerda a mí.

Pero lo cierto es que de un poeta nada importa como su poesía, y aunque Schiller fuera ante todo dramaturgo, yo quiero acercaros a él (que se le dice anticuado y se ve que por eso ahora le desconocemos tanto, pero aunque un tanto cliché para mi gusto, esta poesía me ha llegado).